ADICCIÓN A LA CIRUGÍA PLÁSTICA
Cada vez más gente acude al cirujano plástico para corregir pequeños o grandes aspectos de su físico. En 2015 se realizaron en el mundo más de 21 millones de procedimientos quirúrgicos invasivos y no invasivos, según el último informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS).
En 2015 se realizaron en el mundo más de 21 millones de procedimientos quirúrgicos invasivos y no invasivos
Pero no todas estas personas que acuden a hacerse un retoque en la cara, una liposucción o un lifting facial sufren un trastorno de la personalidad.
Según el presidente de la Sociedad Española de la Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, el doctor Cristino Suárez, la clave está en saber distinguir a estos tipos de pacientes en la consulta y se ve claro cuando la persona responde a la pregunta: ¿qué es lo que no le gusta de usted? Y este no sabe definir bien lo que quiere, se desmorona en un mar de lágrimas o comenta que ya ha pasado por diferentes operaciones estéticas.
Una intervención funciona cómo un oleada de felicidad instantánea hasta volver a encontrar otro defecto para volver a someterse a un intervención
A diferencia de los drogadictos, que sufren una adicción a una sustancia química, los adictos a la cirugía plástica tienen una obsesión mental que les atrae a modificar su cuerpo y su aspecto hasta la deformación, intentando llegar a un ideal de belleza auto impuesto.
Pero como en cualquier adicción se tiene que ir más profundo para comprenderla ya que nos damos cuenta que la cirugía es una forma de superar problemas psicológicos. Una intervención quirúrgica les aporta un oleada de felicidad instantánea.
Esta percepción tan alejada de su propia apariencia afecta a su vida diaria, convirtiéndoles en personas inseguras e infelices.
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