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La mayoría de las personas ha buscado alguna vez pornografía en internet, pero hay casos en los que se dejan de hacer las actividades cotidianas, el trabajo y hasta las relaciones personales con tal de seguir viendo este contenido, dando lugar a una adicción a la pornografía.

¿Por qué sucede esto? Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se dieron a la tarea de averiguarlo y encontraron factores sorprendentes.

La adicción es una enfermedad crónica del cerebro relacionada con una disfunción de los circuitos de recompensa, motivación y memoria, según Gabriela Orozco Calderón, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.

En las últimas décadas este comportamiento adictivo también se ha enfocado en actividades como el cibersexo, la pornografía o la conducta sexual en línea

Las adicciones normalmente están relacionadas con el consumo de sustancias o drogas, pero en las últimas décadas este comportamiento adictivo también se ha enfocado en actividades como el cibersexo, la pornografía o la conducta sexual en línea.

Una persona adicta se caracteriza por perder muchas horas realizando una sola actividad, dejando de lado sus relaciones de pareja, familiares y sociales.

Incluso, podemos afirmar que son personas que presentan depresión y aislamiento social.

Regularmente, los adictos no reconocen que tienen un problema, se justifican o lo ocultan, por lo que es complicado darles apoyo psicológico.

En el caso de los adictos a la pornografía, se caracterizan por presentar tolerancia, lo que significa que necesitarán más tiempo para ver o escuchar estímulos sexuales y cada vez necesitarán escenas más fuertes.

Los hombres son quienes desarrollan con mayor frecuencia adicción a la pornografía, pero la investigadora de la UNAM afirma que también hay muchas mujeres que lo padecen, solo que es difícil que lo revelen por el estigma social.Causas de esta adicción

Orozco Calderón apunta que existen diversos factores que pueden llevar a desarrollar una adicción a la pornografía, desde biológicas, psicológicas, sociales y hasta físicas.

Causas biológicas – En el caso de las biológicas, se da porque al buscar la pornografía en internet se activa el sistema de recompensa cerebral y se libera dopamina por la excitación producida al ver imágenes con alto contenido sexual.

Con el paso del tiempo, hay problemas en el funcionamiento del área cerebral, conocida como lóbulo frontal, que está encargada de las funciones cognitivas y conductuales.

Esta adicción también está asociada con la impulsividad y la carencia de control, se altera la toma de decisiones, el funcionamiento cognitivo y la actividad eléctrica cerebral

Esta adicción también está asociada con la impulsividad y la carencia de control, se altera la toma de decisiones, el funcionamiento cognitivo y la actividad eléctrica cerebral, que son las mismas estructuras involucradas en la adicción a sustancias y a la abstinencia.

Causas sociales – En cuanto al detonante social, los expertos han detectado que el bullyng, la sensación de soledad y el mal ejemplo de otros adultos cercanos, son las principales causas.

Causas psicológicas – Las causas psicológicas incluyen la curiosidad, la carencia afectiva, ver imágenes de contenido altamente sexual a temprana edad, fracasos amorosos, pensamientos y sentimientos negativos y ansiedad.

Causas físicas – En las razones físicas se encuentran los cambios hormonales, la genética., experiencias de abuso sexual e incluso, maltrato físico y verbal.

Esta enfermedad se asocia con otras complicaciones como la impotencia sexual, frigidez, masturbación compulsiva, eyaculación precoz, depresión, culpa, vergüenza e ira.

También causa aislamiento social en el adicto, problemas en la vida sexual de pareja, aumento de violaciones sexuales y homicidios relacionados con el sexo, drogadicción y la necesidad de experimentar sexo con menores de edad.

Las personas con este tipo de padecimiento necesitan ayuda profesional psicológica especializada en adicciones sexuales.

Para prevenirlo, hay que poner especial atención en la niñez y la adolescencia, vigilando que no tengan acceso a estos contenidos en internet, revistas o televisión.

A esa edad deben promoverse actividades lúdicas y deportivas, así como una vida social y espiritual activa.

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