¿ADOLESCENCIA NORMAL O HAY UN PROBLEMA?
La educación que le damos a nuestros hijos es uno de los puntos más importantes de cualquier niño, son los cimientos para la edad adulta, aunque la queja de muchos padres está en la adolescencia.
Es importante estar atento a ciertas señales que nos pueden indicar que no se trata sólo de un problema de la adolescencia
La desobediencia continua, el que les molesta todo, hacer cosas que nunca había hecho antes, el dejar de ser cariñoso, la convivencia… todas estas son las preocupaciones con las que se enfrenta cualquier padre.
La adolescencia es de por si una etapa complicada para cada individuo ya que se encuentran cambios físicos, hormonales y emocionales casi al mismo momento. Esta época también es donde afloran muchos problemas familiares que ya vienen del pasado, transformación en su comportamiento y actitud que acaban por confundir a sus padres, viendo a su hijo un ser distinto al que era antes de ayer.
Deberíamos acercarnos al adolescente pero sin preguntarle directamente por la causa de su mal humor
Pero ¿Cuando podemos decir que estas actitudes no son normales? Según el psiquiatra José Luis Carrasco, director de la primera unidad privada de Comportamiento y Personalidad del Hospital Ruber-Juan Bravo, de Quirón-Salud, en la Comunidad de Madrid, «aunque estas actitudes son en la mayoría de las ocasiones un proceso normal, que no van a convertirse en un trastorno, es importante estar atento a ciertas señales que nos pueden indicar que no se trata solo de un problema de la adolescencia«.
¿Qué hacer? En estos casos lo principal sería identificar el origen del mal humor del adolescente. ¿Cómo? Según explica el doctor Carrasco, deberíamos acercarnos al adolescente pero sin preguntarle directamente por la causa de su mal humor. «Puede resultar difícil, pero no es imposible. Podemos hacerlo en el transcurso de varios días, ir hablando de cómo fueron sus experiencias durante el año en el colegio, de sus amistades… Seguro que en algún momento aparecerá una pista«.
La comunicación positiva es esencial para ayudarle, «El adolescente malhumorado es como un lactante que llora. Debemos calmarle, no agobiarle. Si no habla, tan solo mostrarnos cercanos y deseosos de estar con él nos ayudará a encontrar una pista que nos oriente sobre el camino a emprender».
Si no somos capaces de solucionar el tema, de comunicarnos o vemos que nuestro hijo ya no está pasando por una época de su vida sino que su vida ha dado un tumbo de 180 grados, tendremos que acudir a un psicólogo que nos dará pautas de como llevar la situación.
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