LA EQUINOTERAPIA PARA TRATAR ESTRÉS Y DEPRESIÓN
Los caballos son seres maravillosos, nobles, amigos e ideales para tratar cuadros de depresión o estrés.
Cada vez más pacientes eligen la equinoterapia como un complemento a su tratamiento contra la depresión. Son personas de todas las edades, incluso niños y adolescentes.
Antes la equinoterapia se utilizaba para trastornos motores, autismo síndrome de Down, pero cada vez más se aplica para casos de depresión.
La equinoterapia cada vez más se aplica para casos de depresión
Verónica Martínez Achával, presidenta de la Fundación Cordobesa de Equinoterapia comenta que ahora “Hay chicos de 10 o 15 años con depresión. A mí me impacta eso. Chicos que sufren bullying en el colegio, personas sin problemas neurológicos que se anulan en la escuela y pierden el habla por depresión, angustia, inseguridad. El caballo te da cosas de forma natural, espontánea. En el transcurso del tiempo se ve un beneficio muy marcado”.
En la persona con depresión, se observa que cambia automáticamente la perspectiva, la mirada de la persona, que cuando sufre depresión siempre gira alrededor de ella. Y cuando empieza a hacer esta actividad todo gira alrededor del caballo. Es el caballo que en forma natural, espontánea, se brinda totalmente franco con su nobleza.
Muchas personas diagnosticadas con estrés, con depresión se benefician del caballo porque te mejora la autoestima
La instructora explica que la persona con depresión suele caminar lento y avanza como asustada hacia el caballo, pero una vez que lo monta se produce un cambio desde la postura. Las piernas caen y la columna se endereza, los hombros van hacia atrás y se tiene una perspectiva más amplia. “Deja de ser una perspectiva yoica, para mí, con los hombros hacia adentro, y pasa a ser una postura que abre el torso, que eleva la autoestima”, explica Martínez Achával.
Muchas personas diagnosticadas con estrés, con depresión se benefician del caballo porque te mejora la autoestima. El secreto está en que el caballo va siempre hacia adelante. Parte y llega a un destino. Ese es el objetivo: vivenciar que se avanza y se arriba a algún lugar. “Cuando una persona depresiva se siente en un pozo muy profundo, a veces no tiene la voluntad de tomar las sogas que le tiran para ayudarla. El caballo te obliga a avanzar. Ir adelante”
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